dijous, 28 de febrer del 2019

Tras la tempestad, la calma.

Después de todo este sinfín de entradas, retornos, imágenes y pensamientos la única cosa que, creo, a día de hoy tengo clara es que somos gotas completamente distintas que saben formar un mismo río. Trataré de hacer un resumen, pero poco queda ya a estas alturas que no se haya dicho o compartido.

Yo misma, en un principio (y aún a día de hoy sigo con mis reticencias), me negué a colgar nada aquí, a compartir mis escritos. Lo cierto es que era más bien una mezcla de sensaciones y miedos para conmigo misma que otra cosa. A alguno le sonará aquello del síndrome del impostor, pues servidora lo ha sentido durante mucho tiempo al saberse rodeada por cabecitas llevadas con pies tan fuertes, valientes y válidos a su alrededor. (Sí, va por todos vosotros, compañeros.)

Esto no va a ser una respuesta a ninguna entrada en particular y a todas en general. Quizá una suerte de agradecimiento (y es que cuánto se aprende en silencio, en lo oscuro, leyendo y escuchando lo que otros verbalizan). Puede que el significado del blog, en definitiva, fuera una mezcla de muchas cosas: la creación de pensamiento, de dudas, de debate, de crítica (y autocrítica). De comunidad. Sea como fuere, y aunque pudiera haberse hecho de una mejor manera para otra ocasión, no ha estado del todo mal como experimento participativo. Ha sido un modo cuanto menos curioso de descubrirnos a nosotros mismos, de abrir las corazas y despuntar el ingenio de cada cual. (También, por qué no decirlo, una vía de escape alternativa que, considero, nos hacía falta entre tanta feria impostada.) Me ocurrió algo similar en la clase en la que compartimos un objeto preciado con todos: me he reído a carcajadas, sorprendido en ocasiones, quedado incluso un tanto “tocada y hundida” con algunos de vosotros; desde luego, una no se queda indiferente tras todos estos meses de idas y venidas, de experiencias, reuniones y disputas agitadamente cálidas. Si algo saco a relucir de todo esto es que todos tenemos una historia que contar y no debemos sentirnos diminutos por querer hacerlo, sino luchar para lograr nuestro camino.

Si me lo permitís, esto será lo último y, para mí, más importante que diré (o, al menos, por ahora): algunos de vosotros con vuestro tesón, implicación y terquedad me habéis enseñado os lo puedo asegurar– muchísimas más cosas que cualquier docente que hayamos tenido frente a ese pizarrón verde.

Hoy, con agradecimiento y cariño, brindo precisamente por vosotros.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Marta Vilà - Retorn Document 1

Font El primer que he de dir és que aquest text està molt ben escrit, començant amb dos moviments retòrics molt efectius: la cita d...