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dissabte, 16 de febrer del 2019

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Tal y como hemos comentado en clase, nuestra tarea como docentes de lengua no es solo enseñar sobre la lengua, sino también enseñar a reflexionar sobre la lengua. Una de mis mayores preocupaciones en cuanto al uso del lenguaje, es la capacidad performativa que tiene (Butler, 1990). Como muy bien señaló Butler (1990), el lenguaje que usamos para nombrarnos es un reflejo de la realidad en la que vivimos. Esta reflexión metalingüística no es aleatoria, solo hace falta observar como diferenciamos el género (de una palabra) en español, en masculino y en femenino, siguiendo las normas de la sociedad cisheteropatriarcal. 

A continuación, os dejo un texto de presentación de Adrift’s book de Sayak Valencia, Doctora Europea en Filosofía, Teoría y Crítica Feminsta. A lo largo del escrito, la autora juega con los límites del lenguaje para mostrar como éste regula nuestra existencia y cómo es de absurdo basarse en el binomio de género para designar la realidad.   
   
Aquello
fue determinante, se sentía indeterminada. O tal vez se sentía
indeterminado. Sin identidad ni identificación. Se sentía no.



Se sentía
disfrazada. ¿Ella era ella o era él? el-la



Era
lo: lo que no se puede nombrar, lo que no se comprende, lo que no
debería existir, lo que no cuelga, lo que no se muestra, lo que no
tiene nombre, lo que no. Se sentía no,
era lo que no: la negación.



¿Él era
ella o era ello? Ello y ella, lo y él, el-la-lo. Cuentes como
cuentes siempre gana la o, porque 1= a incógnita. Porque uno o una=
a esto o aquello pero nunca a lo no determinado, nunca lo otro.



Era ella
pero no.



¿Y
si al género le añadimos la duda? Y si al género le añadimos una
pistola, y a Gertrud Stein, y si al género lo dinamitamos, lo
hacemos estallar, y baila con unas botas rojas y unas azules. Y si
tenemos el rojo y el azul y los hacemos estallar. Y si al género
negro lo pintamos de rojo y de azul y lo hacemos estallar porque…
¿cómo puede alguien seguir viviendo después del azul?



Será
en Adrift’s book, donde el cuerpo se convierte en arma, arma que
derriba o lo intenta, el omnipresente panóptico del poder, pero
también veremos al cuerpo identitario como el propio panóptico de
esa porción de poder que emana del sujeto, del sujeto que dejó de
ser persona, para convertirse en herramienta.


Espero que os guste tanto como a mí y que os entren ganas de leer la obra que presenta.



Butler, J. (2001). El Género en disputa: el feminismo y la subversión de identidad. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Programa Universitario de           Estudios de Género. (Obra original publicada en 1990).
 

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