[Fragment extret de Camps
& Fontich (en premsa) Innovación en la enseñanza de la lengua. Dins Jiménez-Pérez & Fabregat, Cómo crear
un Proyecto de Innovación Docente y no morir en el intento. Barcelona:
Graó]
La innovación docente no es una técnica, tampoco puede considerarse una moda, que, como tal, podría ser pasajera. La innovación en todos los campos de la vida humana es una actitud, es la capacidad de ajustar las acciones humanas a las situaciones cambiantes que se presentan a fin de que cumplan los objetivos que se proponen. Esta actitud implica indagar en nuevos caminos quizás no explorados anteriormente o en readaptar a nuevos contextos formas de actuar que no resultan adecuadas.
Por lo tanto, la innovación no es nueva. Si
repasamos la historia de la educación encontramos numerosos ejemplos de cambios
en las formas de enseñar, algunos de los cuales han tenido gran repercusión en
la educación. Pensemos por ejemplo en Jan A. Comenius. Con el fin de que la educación
no fuera sólo un privilegio de los ricos que podían disfrutar de un preceptor
particular, o de los monjes que se educaban en los monasterios, propuso que un
maestro pudiera dirigirse a un grupo de alumnos para así aprovechar sus
enseñanzas y, además, propuso que las niñas pudieran también asistir a las
escuelas (Comenius, 2012). Esta forma de enseñar ha llegado hasta nuestros
días.
Célestin Freinet, un hombre de izquierdas,
inquieto, conocedor de las aportaciones de Ferrière, Decroly, Cousinet, Claperède, Dottrens,
Wallon, entre otros, revolucionó la enseñanza de la
lectura y de la escritura a partir de su experiencia en una pequeña escuela
rural del sur de Francia. El texto libre, la imprenta escolar, el diario y la
revista escolares, la correspondencia interescolar, fueron técnicas que no sólo
eran eso, sino que respondían a una concepción del discente como persona activa
que aprende participando en actividades colectivas significativas
(González-Monteagudo, 2018).
Si estamos atentos a las prácticas que
numerosos profesores llevan a cabo en sus aulas y que, en muchas ocasiones, han
explicado en revistas al alcance de todos los docentes, podemos constatar que
la actitud innovadora es muy general en nuestros días. El punto de partida es
siempre una inquietud, una mirada crítica y reflexiva a la propia actividad que
lleva a buscar salidas alternativas. Quizás el mayor problema de muchas de
estas experiencias es que son individuales y que lo importante sería poder
compartir los análisis y la búsqueda de soluciones. Sin embargo, Internet ha
significado un verdadero cambio respecto a este problema; a pesar de que la
explosión de propuestas e ideas que circulan por la red adolece a veces de
filtros adecuados para identificar y organizar el contenido de calidad, existen
verdaderos maestros de maestros que ayudan a diseminar una actitud reflexiva e
innovadora (ver por ejemplo los blogs “Darle a la lengua” de Felipe Zayas, “A pie de aula”
de Lourdes Domènech, y “Pupitrelàndia” de Jordi Domènech).
La
complejidad del mundo actual requiere que los docentes puedan poner en común
sus conocimientos y sus experiencias, porque no está al alcance de nadie llegar
a conocer todo el saber acumulado implicado en la enseñanza y porque el trabajo
en colaboración permite diversificar y enriquecer la mirada.
A la vez, debemos abordar con prudencia las
nuevas ideas y las posibilidades de abren de modificar la práctica educativa.
En su estudio histórico sobre la enseñanza de la lectura, Anne-Marie Chartier
nos alerta sobre la búsqueda de la verdadera y definitiva solución a las
necesidades educativas (Chartier, 2004). Pareciera que cada innovación quedara
investida de una dimensión teleológica, destinada a superar las tensiones y las
contradicciones del sistema, en una especie de camino de perfección y mejora
permanente. La autora se remite a las esperanzas depositadas en la escuela (p.ej.,
cristianizar definitivamente la sociedad, proteger la democracia de las
dictaduras, erradicar el analfabetismo para siempre, etc.) que pueden causar
sorpresa en las generaciones siguientes. Chartier nos recuerda que las
tensiones forman parte de los sistemas complejos (como la escuela) y que las
innovaciones educativas no pueden aspirar a superarlas sino a encontrar
espacios de reflexión entendiendo la escuela como un organismo en permanente
proceso de interacción, reestructuración y aprendizaje.
Chartier, A.-M. 2004. Enseñar a leer
y escribir: Una aproximación histórica. México, FCE.
Comenius, J.A. 2012. Didáctica Magna, Madrid, Ediciones AKAL.
González-Monteagudo, J. 2018. La vida y la obra de Célestin Freinet, Editorial en línea Escuela Viva.
Comenius, J.A. 2012. Didáctica Magna, Madrid, Ediciones AKAL.
González-Monteagudo, J. 2018. La vida y la obra de Célestin Freinet, Editorial en línea Escuela Viva.
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